miércoles, 9 de mayo de 2012

Vidas sin cuerpo

La vida de ella caminaba despacio, intranquila y desorientada. Era de noche pero entre las calles alcanzaba a distinguir algunos cuerpos que parecían tener vida (aunque en realidad muchos cuerpos andan sin vida). El caso es que ella estaba  ahí, como una idiota, sin cuerpo ¿Dónde se había metido?

Recordó entonces, que su cuerpo desapareció en medio de la tristeza, así que era allí en donde podría encontrarlo. Cómo odiaba aquel lugar.

Empezó a correr y lo hizo por horas (algo admirable, teniendo en cuenta que no tenía piernas) A casi una cuadra vio por fin a la tristeza y con su último aliento echó a correr más rápido. Cerró los ojos tras un estrujón y de pronto se vio en el suelo, acababa de tropezar con otra vida: era la vida de él. El imbécil quedó estático, solo la contemplaba ahí, tirada, sin una palabra, sin una disculpa, nada. Ella lo miró con rabia, con mucha rabia (no tenía ojos, pero si los tuviera, así lo hubiese mirado) Se levantó, dio media vuelta y siguió su camino. Tres pasos más y se detuvo ¡Era otra vida sin cuerpo!

La vida de él y la vida ella, compartiendo su singular y ridícula condición, decidieron buscar juntos lo que a ambos les hacía falta. Hasta el amanecer pasaron en medio de la rabia, del miedo, del dolor, de la felicidad, incluso regresaron al lugar en el que se conocieron. Pero era inútil, seguían siendo dos vidas sin cuerpo. Agotados y ya resignados se recostaron en medio de la nada.

-    Sin tu cuerpo jamás podré besarte, no tienes labios.
-    Esto no tiene sentido vida de él ¿cómo un cuerpo no quiere a su vida?
-    Sin mi cuerpo jamás podré abrazarte, no tengo brazos.
-    No entiendo nada… de verdad ¡Bah!
-    Duerme vida de ella, mañana aparecerán esos dos. Son solo cuerpos, no tienen otra opción más que regresar.
(Sí. Sin boca no podían hablar, pero de alguna manera tenían que comunicarse.)


Somnoliento, la vida de él  abrió sus ojos y creyó ver el rostro de ella (un suceso extraordinario para alguien que no tiene cuerpo). No sabía si era un sueño así que cerró los ojos torpemente y los abrió de nuevo. No, no era un sueño, estaba seguro. La vida de ella tenía un rostro ¡Y era tan hermoso! La miró y se apresuró a acariciarla ¿Qué? ¡Él tenía manos también! ¡tenía un cuerpo!  Podría acariciarla, abrazarla y… ¡Maldita sea! ¡Podría besarla! Los labios de aquella mujer estaban ahí, justo frente a los suyos.

La vida de ella despertó y como si supiera que esto iba a suceder, inclinó su rostro tras una sutil sonrisa. Sintió como la vida de él tomaba aliento para hablar, pero antes de que pronunciara palabra, lo besó.

Un beso apasionado en medio de la nada: solo el latir de dos corazones y el calor de su propia respiración. Una alegría enorme que se expresaba con lágrimas, lágrimas que necesitaban un cuerpo para poder existir y un cuerpo que necesitaba un sentido para poder vivir.

-  Vida mía, te amo - dijo ella entre sus brazos.


FIN.

2 comentarios: